No te creas esas manipulaciones y haz valer tu privacidad.
Si tu esposo o novio te pide la clave de tu email o cuenta de facebook, se lo das, ¿verdad que sí? Claro, porque ello esprueba de amor, confianza y fidelidad.
¡Falso! No te creas esas manipulaciones y haz valer tu privacidad. Tanto tú como tu pareja tienen derecho a laprivacidad y eso es algo que debe respetarse.
Todas las personas tenemos una vida íntima y personal, aunque estemos de novios, en pareja, casadas, o divorciadas. Cada quién tiene sus frases mentales, sus sueños diurnos, sus miedos, sus hobbies, sus cuentas de correo, amigos, facebook, u otras redes sociales. Violar el mundo privado del otro, no sólo habla de la falta de seguridad propia, sino también de una conducta autoritaria y de imposición. ¿Dónde quedan las libertades entonces?
Tal vez en la época de mi abuela este problema se evidenciaba a través de las escenas celosas o los permisos que daban o negaban los esposos. Cómo si la mujer fuera una mercancía, después de varias décadas de lucha, se han conquistado varios escenarios. Sin embargo aún sigue siendo frecuente en muchas parejas, esa atribución de poder personal a uno de sus integrantes. Es decir, siempre hay un alguien que “da permiso” a otro para hacer tal o cual cosa.¿Perdón?
¿No estamos hablando de parejas? ¿De vínculos entre dos adultos? ¡SÍ! Sin embargo es frecuente que Fulanita no pueda ir de su amiga Menganita porque su marido no la deja o estudiar aritmética, puesto que su marido lo considera innecesario; o tomar clases pole dance porque el marido cree que es peligroso o inmoral; o simplemente no la deja “tener facebook” o si lo tiene reclama su clave.
Pero, ¿qué es todo esto? ¿Por qué tu pareja tiene quepermitirte o prohibirte cosas?¿Acaso eres menor de edad y él es tu padre? Sabes que no. ¿Entonces por qué lo permites? ¿Por amor, me contestarás? ¿Crees que eso tiene que ver con el amor?
Una cosa es pactar con la pareja, hacer acuerdos, y otra muy distinta, es colocarte en la postura “quiero hacer tal cosa pero mi esposo no me deja”,¿Cómo que no te deja? ¿Cómo puedes si quiera decirlo?
Las parejas maduras y consolidadas en el amor; no requieren de utilizar el “síndrome del permiso” para hacer o dejar de hacer. Saben que lo que elijan lo pueden consultar o compartir con el otro; que el otro puede estar o no de acuerdo, pero que más allá de eso, no habrá conflictos. Porque a su vez entienden que lo que desean hacer “no es algo que va contra los principios de la pareja” por el contrario la mayoría de las veces, las acciones extras que queremos sumar a nuestras vidas, están vinculadas con un desarrollo personal que influirá positivamente sobre el vínculo.
Recuerdo que en alguna oportunidad una alumna mía había comenzado a salir con un joven, y en los primeros meses de la relación, él le solicitó la clave de su cuenta de mail, la respuesta fue obvia: “¿Para qué?” La contra-respuesta típica: “¿Tienes algo que esconder?”; el final fue inevitable.
Todas las personas tenemos una vida íntima y personal, aunque estemos de novios, en pareja, casadas, o divorciadas. Cada quién tiene sus frases mentales, sus sueños diurnos, sus miedos, sus hobbies, sus cuentas de correo, amigos, facebook, u otras redes sociales. Violar el mundo privado del otro, no sólo habla de la falta de seguridad propia, sino también de una conducta autoritaria y de imposición. ¿Dónde quedan las libertades entonces?
Tal vez en la época de mi abuela este problema se evidenciaba a través de las escenas celosas o los permisos que daban o negaban los esposos. Cómo si la mujer fuera una mercancía, después de varias décadas de lucha, se han conquistado varios escenarios. Sin embargo aún sigue siendo frecuente en muchas parejas, esa atribución de poder personal a uno de sus integrantes. Es decir, siempre hay un alguien que “da permiso” a otro para hacer tal o cual cosa.¿Perdón?
¿No estamos hablando de parejas? ¿De vínculos entre dos adultos? ¡SÍ! Sin embargo es frecuente que Fulanita no pueda ir de su amiga Menganita porque su marido no la deja o estudiar aritmética, puesto que su marido lo considera innecesario; o tomar clases pole dance porque el marido cree que es peligroso o inmoral; o simplemente no la deja “tener facebook” o si lo tiene reclama su clave.
Pero, ¿qué es todo esto? ¿Por qué tu pareja tiene quepermitirte o prohibirte cosas?¿Acaso eres menor de edad y él es tu padre? Sabes que no. ¿Entonces por qué lo permites? ¿Por amor, me contestarás? ¿Crees que eso tiene que ver con el amor?
Una cosa es pactar con la pareja, hacer acuerdos, y otra muy distinta, es colocarte en la postura “quiero hacer tal cosa pero mi esposo no me deja”,¿Cómo que no te deja? ¿Cómo puedes si quiera decirlo?
Las parejas maduras y consolidadas en el amor; no requieren de utilizar el “síndrome del permiso” para hacer o dejar de hacer. Saben que lo que elijan lo pueden consultar o compartir con el otro; que el otro puede estar o no de acuerdo, pero que más allá de eso, no habrá conflictos. Porque a su vez entienden que lo que desean hacer “no es algo que va contra los principios de la pareja” por el contrario la mayoría de las veces, las acciones extras que queremos sumar a nuestras vidas, están vinculadas con un desarrollo personal que influirá positivamente sobre el vínculo.
Recuerdo que en alguna oportunidad una alumna mía había comenzado a salir con un joven, y en los primeros meses de la relación, él le solicitó la clave de su cuenta de mail, la respuesta fue obvia: “¿Para qué?” La contra-respuesta típica: “¿Tienes algo que esconder?”; el final fue inevitable.
La manipulación en nombre del amor o de la especulación de “traición” son las armas que se suelen utilizar para alcanzar el objetivo. “Si me amas, ¿por qué no me das tu clave?” o “si no tienes nada que ocultar ¿por qué no me das tu clave?”
El amor no entiende de “claves” pero sí de espacio personales; de intimidad, de privacidad. Vivir expuesto al otro, hasta lo más íntimo no es saludable y ahora que lo pienso, ni aun así posible. Puedes darle la llave de tu casa, los accesos de tus cuentas, pero la llave de tu mente es imposible.
Siempre habrá un espacio tuyo, único. Al que nadie podrá acezar. Y es muy necesario. Para que te desarrolles; como lo es también tus sueños, tus talentos, tus hobbies, tus amigos. Tu mundo.
No tener nada que esconder tampoco implica que tienes que mostrar para ser creíble; es un problema del otro que te crea o no.
La privacidad de ambos es un elemento primordial en la relación.Puesto que les permite cambiar de aires, renovarse, sentirse a sí mismos, escucharse y luego volver a caminar de a dos. Pero fíjate que cuando caminan de la mano, es uno al lado del otro. Eso es exquisito. No lo otro, dónde él vaya delante de ti.
Claro pero tú también deberás entender que para exigir debes dar. Nada de intentar ingresar a sus redes sociales o revisar su teléfono celular porque te sientes investigadora privada. Meter manos en chaquetas, sacos, o pantalones “para encontrar” pruebas de algo, no es recomendable. Lo sano es que si tienes sospechas de algo, hables.
Meterse en sucesos de violación de intimidad es bochornoso e infantil. Habla de tu baja autoestima y tu desesperación; de tu falta de confianza y valor para afrontar los problemas. Te pondrá en una situación ridícula y del ridículo no hay retorno.
Como pareja son un proyecto común,
como individuos son únicos.
como individuos son únicos.
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