No hay nada como sentarse ante una comida casera preparada
con tus ingredientes favoritos. Lamentablemente, no hay nada más tedioso que
pararse más tarde ante el fregadero y lavar los platos y las sartenes. ¿Y qué
sucede cuando ponen tu programa de televisión favorito justo después de haber
acabado tu deliciosa cena? Probablemente digas “Lavaré los platos durante la
primera pausa publicitaria”. Pero rápidamente te enraízas en el sofá y, antes
de que te des cuenta, ha llegado la mañana y estás corriendo para llegar al
trabajo. Ahora tienes un fregadero lleno de platos sucios enmoheciéndose.
Por muy desagradable que pueda resultar lavar los platos, es
mucho peor cuando los dejas sucios por un rato. Y cuanto más rato están, más
difíciles son de limpiar.
Así es la vida. Algo que es potencialmente fácil de limpiar después de que
suceda –una palabra poco amable a tu padre, una mentira a tu mejor amigo, un acto
insensible hacia tu novia– lo dejamos en el montón de cosas “que ya solucionaré
más tarde”.