La voz es una herramienta sexual demoledora.No señores, no hablo de la posibilidad que nos da de pedírselo a alguien o de negarnos a darlo.Nada de eso: me refiero a que
involuntariamente ésta refleja qué tan ganosos estamos. Sin darnos cuenta, a través de ella enviamos mensajes que los objetos de nuestro interés sexual captan en forma de seductoras señales. Para la muestra está un estudio hecho por unos sabihondos sobre el tema, y cuyos resultados publicó el famoso Evolution and Human Behaviour. Estos magos -movidos no por el desocupe sino por un clarísimo interés científico- se dedicaron a grabar las voces de 51 mujeres en diferentes etapas del ciclo menstrual, es decir antes, durante y después de la menstruación. Luego hicieron que hombres muy hormonados y heterosexuales las escucharan y señalaran las que les sonaban más atractivas y gustadoras. En una escala de 1 a 100 puntos, estos bípedos conejillos de laboratorio les dieron el máximo puntaje a aquellas a las cuales les propondrían ir a la cama. Las mejor calificadas resultaron ser las de aquellas damas que estaban ovulando; en otras palabras, las que atravesaban por la etapa de mayor fertilidad. Y ríanse: como si la naturaleza despreciara a las no dispuestas a perpetuar la especie, resultó que las acreedoras de la menor cantidad de puntos fueron las que estaban tomando píldoras anticonceptivas. ¿Qué tal? Los hallazgos fueron reforzados por otra investigación de estudiosos gringos, que pusieron a 149 hombres y mujeres a catalogar el atractivo de una serie de voces grabadas. Encontraron que las más agradables eran las de personas que se iniciaron en eso de los polvos a edades tempranas y las de aquellos que andaban jugando con varias parejas a la vez. A quienes dudan todavía de que la voz está conectada con el departamento inferior del cuerpo les pido que, solo por curiosidad, averigüen cómo es una llamada caliente. Ni imaginan lo mucho que se lucran ciertas compañías calentando clientes con el poder de voces a las cuales los señores nada les niegan. ¿Alooo? ¡Hasta luego!