Hoy muy pocos son capaces de distinguir la frontera entre la realidad y la fantasía, entre la verdad y la apariencia. Hoy se vive en el más absurdo de los laberintos. Se intentan salidas, se buscan soluciones, pero en el fondo nadie quiere salir de su propio laberinto a contemplar el sol. Prefieren vivir en la confusión, precisamente allí, donde todos los gatos son pardos. En donde todos aceptamos ser un personaje en la mente del Borges de turno.
Un café con Borges
Hoy muy pocos son capaces de distinguir la frontera entre la realidad y la fantasía, entre la verdad y la apariencia. Hoy se vive en el más absurdo de los laberintos. Se intentan salidas, se buscan soluciones, pero en el fondo nadie quiere salir de su propio laberinto a contemplar el sol. Prefieren vivir en la confusión, precisamente allí, donde todos los gatos son pardos. En donde todos aceptamos ser un personaje en la mente del Borges de turno.