Siempre hubo en mí, al menos, dos mujeres
en el día una mujer desesperada y perpleja
que siente que se está ahogando
y otra que salta a la acción,
como si fuera un escenario,
disimulando sus verdaderas emociones
porque ellas son la debilidad, la impotencia,
la desesperación y presenta al mundo
sólo una sonrisa, ímpetu, curiosidad,
entusiasmo, interés