Éramos sólo amigos.

 Por las noche reíamos, platicábamos y discutíamos como siempre. Después, pasábamos a su casa y las cosas se transformaban. Las palabras se ahogaban con los besos, las risas se intercambiaban por jadeos y las discusiones eran abandonadas junto con la ropa. Pero, shhh, sólo éramos amigos.

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