Era más fácil dejarme marchar que salir a buscarme en la lluvia.
Era más fácil quedarte callado que decirle al mundo mi nombre.
Era mucho más fácil sonreirle a ella que buscarme para hablar de lo que sucedía entre nosotros.
Sí, era más fácil. Pero apuesto a que otras decisiones habrían valido más la pena. Apuesto a que serías más feliz.
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