Constantemente leemos, escuchamos o vemos a mujeres que están siendo moral y psicológicamente aniquiladas, sufriendo abusos verbales o físicos, así como otras técnicas de manipulación o maltrato.
Muchas de estas mujeres se aferran a la esperanza de que trayendo un hijo al hogar los problemas se solucionarán…
Quien hace el bien no lo pregona, mientras el malvado se hace sentir con estruendo. Cada día hay gritos, algunas veces gritos silenciosos de quienes son victimas de maltrato y ven con impotencia cómo les arrebatan sus derechos al respeto y a ser valoradas como personas.
Pero, a cada momento una mujer que está siendo maltratada y vejada se levanta, porque siempre habrán personas valientes que no pueden seguir callándose ante la violencia desatada en alguien que supo disimular muy bien “su otro yo” mientras conquistaba a la mujer de quien supuestamente se enamoró.
Muchas son las mujeres que piensan que si logran traer un hijo los problemas se solucionarán, piensan erróneamente que un hijo hará cambiar al irresponsable maltratador.Y si una mujer trae a un hijo con la esperanza de que con ello la actitud de su marido cambie, ¿sería justo para el hijo?
Lamentablemente, traer un hijo al mundo muchas veces no es una celebración sino una mala elección. Porque desde un principio,estamos condenando a ese niño a no tener un lugar asegurado en el hogar, y menos pensamos que los niños no vienen con el pan bajo el brazo.
Tal parece que nuestro hogar ha dejado de ser asunto nuestro, alguien se encarga de estropearlo y los pequeños seres que nacen no han hecho nada malo para dejar de merecer un espacio de amor y armonía, muchas veces criamos mujeres y hombres que creen más en el miedo y se resignan a una vida de martirio, porque su compañero de vida desconoce la fuerza del amor. Eso es lo que afirman quienes en sus años adultos intimidan vociferando y abusando, escudados tras la excusa, “el niño aprende por ejemplos”. ¿Pero no es el adulto quien decide lo que hará de su vida? Si tan sólo aprendieran a escuchar la melodía de la vida, la existencia de los niños sería muy distinta.
Si sus padres no cambian, si no rompen las cadenas de su niñez, la cual según ellos determinó el cómo son ahora en su vida de adultos… seguiremos enseñando a nuestros hijos que es normal maltratar, abusar, abandonar y en el peor de los casos, convertirse en un abusador compulsivo, que no tengan cabida en ninguna parte ni con ninguna pareja, pagando de esta manera las consecuencias de su propio proceder.
A cada nuevo ser lo debería esperar el amor, sin pretender que nazca siendo la solución o la manera para retener a un hombre que creció y se hizo adulto, pensando que debía llevar a cuestas las enseñanzas, muchas veces adquiridas por ejemplos del padre o de la madre que no supieron enseñarle que el amor es una elección y no sólo una emoción.
Todo ser humano, tiene una mezcla de caracteres, dependiendo de las circunstancias, puede ser agresivo o pasivo, dependiendo de su estado de ánimo o de los sucesos que se le presenten en la vida. No debemos esperar que ningún ser humano sea siempre pasivo, que calle a todo y todo lo acepte, pero con esfuerzo y por el bien de la familia se pueden modificar conductas que nos favorecen y nos conducen a una vida positiva y agradable.
La mujer demasiado pasiva, tiende a conformarse, a poner toda la culpa de sus “desgracias” al destino y/o a su mala suerte en el amor; muchas se excusan tras el miedo a estar solas, o tras el pretexto de no querer que sus hijos crezcan sin el padre. ¿Pero le preguntan a sus hijos qué prefieren?
Luchemos por los derechos de nuestros hijos a un hogar a una familia de amor, paz y serenidad, enseñémosles que se puede hacer de este mundo un lugar más agradable para vivir, arranquémoslos de lo que podría ser un patrón de violencia y abusos por su parte más tarde en su vida o por el resto de sus vidas. Si no te levantas como mujer y como madre, si no defiendes tus propios derechos ninguno lo hará por ti. Toda mujer lleva dentro de si a una mujer activa, capaz, fuerte y valiente que se esconde tras una personalidad débil, ¡descúbrete mujer! Defiende este mundo que es nuestro, criando hijos fuertes, inteligentes, honestos y amantes de las futuras generaciones, ¿te atreves?
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