Las cosas buenas que la vida nos da y que muchas veces por orgullo dejamos pasar

Viviendo entre penas y alegrías“Hay tristezas que son como las cascadas de los ríos, se deslizan suaves y bajan por tu vida sin detenerse ante los obstáculos para luego desembocar en las playas de tu futura alegría.” (Anónimo)
En nuestros corazones siempre existirá la tristeza, así como existe la alegría; ambas se deben vivir en su momento determinado; No existe la una sin la otra, sólo así sabremos apreciar las cosas buenas que la vida nos da y que muchas veces por orgullo dejamos pasar.


No permitas que tu cara se apague ante las cosas 
adversas,no permitas que una mala acción endurezca tu corazón, mira la vida con optimismo y esperanza.
 Entre los comentarios a un artículo, me ha llamado mucho la atención el comentario de una mujer que pese a saber que su esposo no le es fiel le perdonaba una y mil veces por amor, por tener un corazón muy grande e incapaz de guardar resentimientos por mucho que él se lo merezca. Ella ha optado por ser feliz, por recordar lo mejor y no lo peor de su relación.
Eso es superar las tristezas, los fallos de la vida misma y no dejar que una nube oscurezca el día. El secreto de la felicidad está dentro de nosotras mismas, es una actitud, es algo que te propones realizar y lo haces.
No se puede vivir en constantes penas o tristezas, como tampoco en constante felicidad, es necesario tener un equilibrio; hay que saber enfrentarse a los sentimientos de tristeza, pues si no sabemos conllevarlos lo acabaremos pasando muy mal.
Vive el día a día, no tengas prisas, recuerda que nuestros días se hacen cortos cuando los vivimos en armonía, pero terriblemente largos cuando se viven sumidas en tristeza. No hay varitas mágicas para salir de la tristeza, pero en nuestra mano está nuestro día, lo que sale de nuestras bocas, y la actitud con la que enfrentaremos lo que nos venga.
Hoy día las mujeres tenemos las armas que quizás nuestras madres y abuelas no tuvieron: la capacidad de decidir y optar por hacer lo que mejor nos apetezca. Somos mujeres trabajadoras, luchadoras y triunfadoras; soportamos tanto dolor como alegrías; somos únicas, es un papel que nadie lo puede hacer mejor, somos una creación extraordinaria, no te dejes abatir por los malos días.
Ríe todo lo que puedas, muchas veces llamamos a una amiga y somos felices por esos breves momentos, porque hablamos acerca de muchas tonterías que a veces no tienen nada de profundo, pero reímos y nos olvidamos de nuestras tristezas. Haz esas pequeñas cosas para que tu vida sea mucho más placentera y llevadera. No te dejes consumir por las personas nocivas que hay en tu entorno, olvídalas, si te hacen sentir mal o no te ayudan cuando estás “en tus días”, ¿para qué la quieres? Los amores y las amistades se ven en las dificultades, no cuando las cosas van bien, por eso no te amargues por lo que no puedes arreglar, apártalo por un tiempo y cuando te sientas más llena de vida, y con más energía para enfrentarlas, lo haces. Ahora no vale la pena que malgastes tu tiempo, ya bastante palos nos da la vida como para querer seguir recibiendo otros nuevos.
La vida es y será siempre bonita, bella, es un regalo de Dios y hay que saber apreciarlo. No vivas llorando por las cosas que no han podido ser, mejor sonríe por todas las que puedes llegar a lograr con tus buenas actitudes.
Quizás no te das cuenta, porque la tristeza nubla la mente; pero créeme que hay más personas que te quieren, a las que no les eres indiferente. Aférrate a las cosas buenas, da gracias por lo que cada día vives, tú misma eres ya un bello regalo, reparte amor, da tu amistad sin condiciones, sólo así vale la pena vivir.  Y bajo ese protocolo verás con ojos muy diferentes las cosas que hoy no lograr ver bien.
Sonríe, eso te resta años, te perfuma el aire, te llena los pulmones de oxígeno… ¡Es lindo respirar en silencio con una misma y sonreír porque Dios en su infinita sabiduría sabe quitarnos lo que no nos hace bien y nos trae nuevas ilusiones a la vida! ¡Sí, la vida es bella!
Las tristezas nacen con nosotras, así como la alegría. Tuya es la elección del modo en el que quieres vivir y cómo la deseas canalizar. Los problemas siempre los tendrás, seas del estatus que seas, entonces si logramos asimilar que nunca seremos felices las 24 horas del día, vivamos poco a poco y día tras día, sólo así podremos disfrutar de las hermosas bondades que Dios ha puesto en tu camino.
Con amor

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