El fascismo no es sólo una ideología
política, también es una actitud de la vida diaria. Si en la política el
representante de esta tendencia es un dictador, en la vida cotidiana es el
psicópata y el terrorista quien ejerce sus funciones. El bullying y el mobbing
son también nuevas formas de ejercer violencia sobre otros. No es extraño que
en el país más imperialista del mundo abunden las películas sobre el matón de
colegio y las chicas populares.
Preparé una lista de actos cotidianos
que revelan las ínfulas, el acto obsceno de despreciar en público, la calidad
humana de estos engendros. Si tiene una historia para contar o casos parecidos
ayude a engrosar la lista.
1) Los refraneros tienen algunas
frases del más puro conservatismo miedoso. Por ejemplo, "los pájaros
tirándole a las escopetas" o "árbol que nace torcido, nunca sus ramas
endereza". ¿Quiénes son las escopetas? ¿Acaso definen las relaciones
sociales como un acto de caza? Típica frase para evitar cualquier insumisión,
para creerse más que los otros. La del árbol es una frase tradicional para
juzgar las costumbres de una persona: como si todos los seres humanos fueran
rectos o torcidos. Es producto de una visión moralista, simplista y barata.
2) En el fútbol son
comunes frases como "si no es un partido de Brasil-Italia, Boca-River,
Madrid-Barcelona, no es un buen partido. Es que hay que pensar en la
historia". Para tristeza de muchos, la historia está hecha de revoluciones
e irrespetos. La autoridad es ficticia: vive del miedo. Unos ejemplos: Corea
del Norte eliminó a Italia en 1966, los equipos africanos (Senegal, Camerún,
Nigeria) también hicieron lo suyo. Son los que le imprimen emoción al fútbol,
asustan a un rival que vive de la historia. Por eso les dolió que España ganara
el último mundial, porque pensaban que Holanda tenía más historia (es bueno
recordar que a la selección de España le robaron un mundial en 2002 cuando
Corea ganó por la anulación de más de cinco goles y que contó con uno de los
mejores equipos del mundo en los años cincuenta y sesenta). Estrella Roja de
Belgrado fue campeón de la Liga de Campeones cuando nadie daba un peso por un
equipo que no fuera Barcelona o Bayern. En el mundial 1982, Argelia tenía un
"equipazo", aunque ganó dos partidos en la primera ronda no pasó a la
siguiente. Sin embargo, en esa instancia, derrotó a Alemania, que fue
subcampeón y contaba con figuras como Rumenigge, Paul Breitner, el
"tanque" Müller y Pierre Littbarski. El Brasil de los últimos años no
ha gustado a los hinchas: muchos dicen que gana por las individualidades de sus
innumerables estrellas, yo creería que gana por el miedo que tienen los rivales
a su historia. Venezuela, la antigua cenicienta del fútbol suramericano, hizo
destrozos en la reciente copa América. El fútbol se hace jugándolo, no llorando
por nostalgias pasadas.
3) La común y
frecuente descalificación por parte de viejos y jóvenes hacia ciertos géneros
de música, por ser "ñera" o por no ser de su generación. Como si la música
sólo naciera de tocar violonchelo y no pudiera hacerse con bajos recursos, como
batir palmas o golpear un cilindro de madera forrado en cuero. Un síntoma de la
edad es que usualmente cuando estamos viejos nos suenan estridentes y
bulliciosas las melodías de los jóvenes, mientras que para ellos nuestra música
es cosa del pasado; necesitan afirmarse negando lo anterior.
4) La gran
burguesía se obsesiona con el nuevo rico, ya que no pueden criticar la
"estética" de ciertos traquetos que ahora se visten mejor que ellos.
El nuevo rico es ultrajado por no ser rico antiguo, por no tener sangre azul.
Así que su camisa de guepardo sigue siendo motivo de burla cuando ya no da risa
y cuando los traquetos miran al adinerado de antigua data como un
"pobretón de mierda". Con ese despecho se lanzan contra los que
"no tienen buen gusto" y quieren progresar económicamente.
5) La calidad del trabajo se ha
dañado. Importan más las horas que se trabajan que la forma en que se hace
("el tiempo es oro" es frase de cuño capitalista). Así que madrugar
("Al que madruga Dios le ayuda") se convirtió en sinónimo de
trabajar. Por eso, aunque usted se cague sobre lo que hace, si se despertó
a las cinco de la mañana, todo estará bien.
6) Decir que los peruanos o los
bolivianos son feos, cochinos y brutos es producto de una ignorancia crasa en
muchos sentidos. Stefany Cayo, Alessandra de Osma y Kelly Barrientos son
peruanas, y muy lindas. Por otra parte, el cine de Perú y de Bolivia es
infinitamente superior al nuestro: comparar a Claudia Llosa o al grupo Ukamau
con los pobrísimos directores de películas como "La milagrosa" o
"Las cartas del gordo" es como tratar de encajar a Paulo Coelho en el
boom latinoamericano. El racismo velado de esas descalificaciones contra la
abundante población indígena de esos países sigue vigente. Los idiotas piensan
que Perú es el país de "Laura en América".
7) Los ficticios
diccionarios que se inventan para hacer como que hablan bien. Por ejemplo,
cuando dicen "no diga cabello". En el diccionario de la Real Academia
de la Lengua existe la palabra. Si no les gusta no la pronuncien, pero no se
inventen normas. A mí tampoco me gustan palabras como "brete",
"emulsión", "certidumbre", "casual" y
"poetizar". Sin embargo, están correctamente escritas y se pueden
decir.
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