Para cuando viva el momento de una dolorosa ruptura amorosa, recuerde: decir la verdad, no es la mejor alternativa.
Contrario a lo que uno puede pensar, la honestidad es buena para antes y durante su relación, pero al final aparte de conseguir aliviar su conciencia, decirle a la otra persona toda la verdad de lo que hizo mal es solo un arma de doble filo para llenarse de rencor.
El salto del amor al odio es una causa natural si se quiere, pero evitarse toda esa honestidad ayuda a quedarse uno mismo tranquilo, conforme y en paz. Lo malo escríbalo en su diario, cuénteselo a un confidente, pero no lo divulgue ni se involucre en ese juego maligno de decir cosas hirientes que le regresarán con mayor perversión.

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