Cuando un hombre deja de amarte

dejajpgA menudo nosotras las mujeres solemos soportar toda serie de abuso o maltrato de estos seres que dicen amar porque tenemos la creencia de que sin ellos no podremos seguir viviendo.
Gritos, menosprecio, frialdad, traiciones, mentiras, infidelidades, indiferencia, abuso sexual, psicológico, económico, son algunos de los precios que estamos dispuestas a pagar para que el hombre amado siga a nuestro lado.

Es fácil decir que no merece la pena sufrir así por ningún hombre,¿pero qué se puede hacer cuando nos dejan de amar? 

Duele el desamor

Es triste y doloroso aceptar que el hombre que amas con el corazón, haya depositado todo su amor en otra mujer; o que simplemente ya no nos quiere. Que los días de caminar de la mano, sonreír por cualquier pequeño detalle forman parte de un álbum de recuerdos que ocupará un lugar en nuestra mente; pero que con él no volverán. Que como las golondrinas se han ido; que los besos y abrazos de veranos insolentes se mudaron al invierno de la indiferencia en donde los besos ya no nacen; y los gestos son minúsculos encuentros “cordiales”.
Cuando alguien nos dice “ya no te quiero” o “ya no te amo más” la sangre se nos congela y forma escarcha, el corazón arremete enloquecido y precipitado, las lágrimas se ahogan en la garganta; y los proyectos del futuro se hacen añicos.

Afrontando el desamor

En ocasiones nos hacemos las indiferentes, miramos para otro lado, negamos lo que ocurre, pensamos “ya pasará”, y creamos una tela de araña de confusiones y esperanzas fantaseadas…
Nos comprometemos a ser de otra forma, pues asumimos que “por ser demasiado obsesivas en la limpieza” o “por aceptar a los amigos” o “por enojarnos cuando no nos escucha” o “por estar celosa de la compañera de trabajo que le envía mensajes de texto a cada rato”, por todo ello estamos perdiendo el amor de nuestro compañero.
Prometemos no decir, hacer, o pensar tal o cual cosa que pueda molestarlo a cambio de una “reflexión”, de una posibilidad de retorno, de que se quede a nuestro lado, de que no nos abandone. A veces tenemos la suerte de nuestro lado y él dice: “bueno”, “está bien”, “me quedo”, “lo intentamos”. Algunas veces resulta. Con esfuerzo, trabajo, y dedicación de ambas partes, el amor reflorece, y las aguas se encauzan. Pero la mayoría de las veces no es así, sólo logramos extender la agonía, estirar la sensación de abandono hasta los huesos, hasta hacernos idea de que se irá, que nada queda por hacer; y eso generalmente lleva mucho tiempo.

El trasfondo: ser una buena mujer

La mayoría de nosotras hemos sido educadas con una mirada hacia el exterior; es decir, crecimos con la idea de que todo lo que tenemos deberá ser puesto en función de otros, que ellos siempre serán primero; así nos convertiremos en mujeres de bien, dignas, respetadas, amadas y valoradas. Pensamos que dejando para lo último nuestros propios deseos, lograremos un deseo mayor: convertirnos en Mujeres Buenas.
Quizás hasta ahora no lo entiendes, pero mucho de lo que vienes haciendo o diciendo está en relación a eso, a lo que piensan de ti. Hacia tu reputación.
No importa si quieres llorar, gritar o patalear, si sientes una inmensa cólera porque tu pareja no sabe escuchar tus necesidades sexuales, o si no coopera con la crianza de los niños o no te deja un espacio de libertad para tu hobbies; lo que verdaderamente nos importa es la reputación; que digan de ti que eres una MUJER BUENA o lo que suena mucho mejor aún, una BUENA MUJER.

Pero qué sucede entonces cuando nos dejan de amar

Por buscar ser reconocida como una buena mujer, has elegido soportar humillaciones y frustración; violencia y agresión, precios emocionales demasiados altos. Pero, ¿qué importa? Un hombre va a amar siempre a una buena mujer. Un hombre sabe que una buena mujer es para siempre.
Lo que sucede a menudo es que un hombre es un hombre, no es una máquina; puede amar y un día dejar de hacerlo. Puesto que puede comprometerse en una conducta de amor, pero no puede comprometerse a amar para siempre. ¿Entiendes la diferencia?, porque al comprometerme “para siempre”, su promesa no es responsable; no tiene esa capacidad de ser “eterno” pero en cambio sí puede comprometerse a “practicar una conducta de amor,” léase conducta de amor como “acto de amor,” como un proceder repleto de amor hacia ti.
Pero qué sucede entonces cuando nos dejan de amar; todo se vuelve confuso y caótico; desconfiamos de nosotras mismas para mitigar la pena, y buscamos en nuestro ser razones para justificar lo que sucede. Buscamos y buscamos.
Y aun cuando las encontremos, deberás saber que tu problema no es la causa sino el resultado, y el qué vas a hacer con eso.

Ya no me ama, ¿y ahora qué?

Creer que puesto que ya no me ama el mundo se termina o nadie más me amará o no podré vivir sin él, son engaños de mi mente. De mi educación. Claro que podré seguir adelante, al principio tal vez cojeando pero luego caminando con normalidad.
Tú yo y todas las mujeres somos valiosas; que alguien te ame es sólo una circunstancia, que yo me ame es una necesidad, que tú te ames es una necesidad.
No pretendamos que nuestra pareja que tu pareja “te quiera” si tú no lo haces primero, ni pongas en sus manos tu felicidad, pues no podrá complacerte, y se le hará muy pesado. Tu felicidad pasa por ti misma.
Él puede proporcionarte momentos de placer, alegría, ternura. Pero él es él, y tú eres tú. Cada quién es responsable de su vida y sus afectos. No puedes controlarnos ni manipularlos. Cuando alguien no nos ama más y no los dice; nos hace un inmenso regalo, pues valora quienes somos, y nuestro tiempo; y no nos resta la posibilidad de estar en un futuro con alguien que nos ame.
Si él no te ama más, no le fuerces a quedarse a tu lado.Sólo te lastimarás. Acepta y vuelve a la vida. Tú eres muy valiosa. No mendigues amor. El amor es para gozarse a pleno.
¡Tú lo vales!

Pulsa sobre la imagen para verla ampliada y poder compartirla en tu muro.
Foto créditos: ZamaniLudovicAuroreBachi_yudaiLady 

No hay comentarios:

Publicar un comentario