La analogía era simple: yo te besaba y tú simplemente permitías el beso...


Hacia tiempo que no nos conocíamos y descorchamos una botella de vino para homenajear a la Coincidencia de habernos tropezado por casualidad después de tanto tiempo. Sacamos dos copas, yo un poco de valor y tu volviste a conseguir el disfraz que te hacia portador de aquel único beso, aquella fantástica decisión que tomaste al darme el primer beso, la  más crucial en cualquier historia de amor, pues contiene dentro de sí la rendición. El genial preludio del beso. Tu truco encantado para dejar de hablar cuando las palabras se tornaban superfluas...La analogía era simple: yo te besaba y tú simplemente permitías el beso, nuestra válvula de escape estaba contaminada hasta las costuras de los escarpines. Hay labios tan finos que en vez de besar cortan, cortan el vuelo, los sueños y la existencia, tus labios. Nos brindamos el uno al otro  y me prometiste que esa noche nada ni nadie trabaría en nuestra intimidad, que teníamos mucho que discutir y dispensar. Cerramos las cortinas, la puerta, la ventana, los cajones y se abrió el silencio y la trampa. Bastará con el albor de las cerillas, el fuego de tu culpa y la insuficiente claridad de mis auxilios. Aquella noche no cenamos, se cayeron las copas, se derribo el mantel, se partieron los platos y retumbo el aluminio de los cubiertos, nos alimentamos de la piel y nos servimos de ella.Fue como siempre pero como nunca. Fue una venganza que me oprimiría por siempre. Fui una farsante en potencia. Pero es tan difícil alejarse de ti y de tu voz, y precisaba tanto que escarmentaras.
Justo después se erigió una barrera, justo después te evaporaste por siempre de mi, en ese momento se corrieron las cortinas y se puso a llover; aunque no lo creas el tiempo siempre te escolta, si tu no te lamentas, llorará el. De nuevo declinación hacia una mas que segura falsa e hipnótica primavera cargada de tormentas de verano. ¿Y sabes que taconeó en mi pecho? Save Tonight de Eagle-Eye Cherry.
No sabias de la existencia de ese tipo de palabras que a ti siempre te quedarán grandes, oscuras y huecas. Desconocías que a mi ya no me podías engañar, que la savia de tu corazón supuraba por cada uno de tus poros y te delataba en cada uno de tus movimientos, estoy segura de que te marchaste por la forma en que acaricie tu perfil, mire tus ojos, sentí tu piel, respiré en tu nuca y bese tu espalda. Supiste como yo, que todo había cambiado y que había pegado portazo a tus recuerdos. Esa noche descubriste al igual que yo, que había otra persona. Saltaron las horas y yo serena dormí como nunca, tú no uniste tus parpados en toda la noche y oí como te preguntaste en voz alta:


-¿Dónde,en que instante,en que término,porque razón,en que señal se deja de querer? Que no, que no, que no…que tú no.

Y agachaste triste la mirada y  lamentaste haber tenido tantos secretos y haberme apuñalado tantas veces. Supiste que realmente estabas ansioso de mi cariño. Pero desconocías o habías olvidado que a mi amor propio se le hiere; no se le mata.


                                                     
                                     
  ¡Te pillé!



Volarás, muy lejos de mí, pero volarás. Nunca te elevarás por encima de aquel que emplea la autenticidad para abrirse paso, tampoco planearas sobre  una tierra limpia  ni sobrevolaras la ternura en una mirada. Te abatirán los vientos, te sacudirán las arenas, te hundirán las aguas; y al igual que hoy…se torcerán tus alas y volcarás.
  

Bohémia

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