Nunca me habían besado de tal forma. Su boca era una delicia suprema sin igual. Sabía a una extraña combinación de exuberantes frutas con toques de lujuria, y eso lo convertía en un precipicio mortal. Sus besos eran esa perfecta combinación entre infierno y paraíso acribillando mi boca y extasiando mis sentidos simultáneamente; cortaba mi respiración sin parar. Tan sólo bastaba rozar sus labios con los míos, tan sólo era necesario sentir su textura por un momento, para creer que el paraíso existía, y se encontraba en su boca