Hay algo adictivamente romántico acerca de la necesidad. Aparece como la sed cuando me falta el agua. No me suelta. Me seca y me seca, hasta que no puedo más y vuelvo a buscarlo.
Siempre fui una niña buena. Me esforzaba lo mejor que podía y no quería decepcionar a nadie. Tampoco quería quererlo. Me despojé de los miedos para ser suya. He llegado al punto donde no decepcionar es poco importante.
Con él vivo momentos tan felices que quisiera que terminara la noche para contarles a todos, pero a la mañana siguiente comprendo que es preferible guardarlos en mis secretos. Es cuando me doy cuenta de que es mejor no tener a nadie. Cuando estoy sola soy más fuerte y no pueden herirme. Quisiera huir lejos pero al mismo tiempo no, porque ya lo convertí en mi hogar.
Mi yo de 7 años estaría avergonzada de mí. Sin embargo, creo que puedo convencerla de que, decir lo que siento, no siempre vale la pena. Acaso comprendería que con los años se vuelve más y más difícil fingir; que el autocontrol es solo una palabra bonita que uso para justificar que me privo de ser feliz aunque sea unos instantes y, que amar, extrañar y necesitar, a veces van de la mano.
Creo que mi yo de 7 años me vería confundida, sacaría su varita de juguete e imaginaría que me da un lindo carruaje y zapatillas. Me daría un abrazo y me diría que todo va a estar bien. No entendería que a veces el príncipe no ama a la princesa y sólo quiere meterse debajo del vestido nuevo antes de medianoche.
Pobre, tan inocente.
— Le conté a un pajarito
— me siento Con mi otro yo.

1 comentario:

  1. Si es como psicosis de rutina en casa, como ensayos de una obra de teatro sin drama, es el monólogo al ir a dormir desnuda sin notas musicales, es la madrugada que mueres de sed inyectandote la débil dosis de dominio propio amortiguador dolor, así hasta tu renacer despistado en la locura de tu amanecer con la felicidad de tus fantasias del que pisa nueva tierra con la esperanza de paraíso, pero como ves el sol, te sacuden de ataduras de presa y libre de tu jaula tratas de volar alto buscando ese pajarito que te dices las cosas, al menos y felizmente también con el desahogas las tuyas cuando le arrancas una pluma y escribes con tinta de tu sangre tus inocencias de niña y tus locuras de vieja jejeje ,sorry mejor dicho tus corduras de joven madura hecha y derecha, te veo bien y perfecta en lo que nace de tu interior cada día más te elevas, mi genuflexión diosa mía.
    Esos son mis sonidos primeros del día lavados,planchado, doblados y entregados con cariño a ti

    ResponderEliminar