En lo mas Intimo


Íntima, calló todo muy hondo. Insondable…tanto que ni el eco consiguió abrirse paso entre las paredes del túnel, tanto que ni las voces acariciaban el  oscuro fondo con sus frecuencias. Huecos , el mundo estaba lleno de presumidas brechas mal tapiadas. Sueños silenciosos. Siempre me pareció que aquello era un sueño mudo, me cruzaba con el por los pasillos, me atravesaba y sentía el alejamiento de aquello que tanto conocía;  me di cuenta, pasados unos años, de que aquel sueño no declarado era el sonido más fuerte anotado en mi pentagrama vital. Descontrol llevado al límite. Su sombra me deslumbró, su sueño silencioso fue mi importe, su danza mi libertad, su sonrisa… creo nunca sonreía. “¿Cómo es posible?” me preguntaba una y otra vez “¿De donde tus fuerzas?” me contestaba en voz baja, casi confidencial; horrorosamente privado, destructivo. “Yo que se…” a veces los impulsos se hacen conmigo durante milésimas, toman las riendas , logran una personalidad más dinámica y atrofiada, mas ausente, más perjudicial, más él y menos yo. Yo no quiero que ser más fuerte, no quiero engrasar mi coraza cada mes, ni sacar brillo a  mi aguante…quiero que toleres, que sepas, que ojala compartas…que a veces quiera andar desnuda por las calle recorriendo ríos color púrpura, que en ciertas ocasiones quiera echar a volar por la ventana fugándome de todos, sin rastro, sin huella, sin “volveré pronto” porque ¿Quién  sabe? Tal vez no regrese nunca. Cuando quise conocer lugares nadie me habló de las consecuencias, y si yo las intuí nunca les quise prestar atención; tal vez por eso la desorientación me ha jugado tan malas pasadas y no consigo salir sana y salva de mis trayectorias cargadas de baches, que por cierto amenizan el camino. Mis rarezas  como tú dices, si…Toma nota. Anota que me encanta como se te arruga la nariz cuando estás soñando y como ronroneas perezosamente cuando te despiertas. Y me encanta aun más cuando me pones la mano en la pierna toda la noche sólo para que sepa que estás ahí, que no te has marchado. Si, cuando te lías y no sabes explicarme las cosas y me toca sentarme en el sofá a la espera de que te aclares mientras sonrío pensando “De esta no sale”, asiento, te escucho, te pones nervioso y te ríes; y así cada vez que no consigues darte a mi. Acaba resultado casi frustrante.Ya sabes, milésimas. Te asusto, se que te asusta pensar que no vaya a comprenderte…y me asustas, me asusta saber que ni siquiera lo intentaste. A veces cuando me marcho sin que te des cuenta, cuando miro a un punto fijo durante minutos, cuando me encierro en mí durante horas…pienso en aquella situación tan estúpida, si,en que me dijiste cuando colmada de mí y de ti te pregunte recién levantada de todos, con cierta fusión de preocupación e indiferencia:

-Estoy perdida. ¿Eso  tiene arreglo?
-No. Bueno sí. Ya se arreglará.

Pero no, las cosas no son así. Todo pesa, incluso el aire. Milésimas. Hce tiempo que no vives conmigo, matas tu tiempo en mi; no quiero que lo intentes supongo que lo que deseo es que llegues hasta el final conmigo…de lo contrario no empieces. Recuerdo  despertarme a tu lado tras una pesadilla, era media noche y estaba lloviznando, como hoy. Te escuché respirar y me calmé. Era como si nos habláramos sin palabras. Me pregunto cómo y cuándo aprendimos ese lenguaje secreto. Sólo sé que en algún instante, en los silencios, te oía. Y ahora sólo me quedan las palabras, las suficientes para ayudarte a dormir. Así que perdona, disculpa por haberte respondido la verdad de todo y el fin de nada.

 -¿Qué  buscas?
 - Algo para seguir engañándome igual que tú.


                  

Una mueca de asombro e indiferencia  junto con una voz cercana, calida, que puede que no vuelva a auscultar nunca más se ha transformado en una serendipia.  Lo sucedido antes y después: serendipia. Y todo ello se transforma y se escapa en gotas porfiadas, oprimidas y silenciadasY te miro...o simplemente miro al vacío.

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